domingo, 2 de noviembre de 2008

XX/XY


Cuando la vida en el planeta comenzó, quedó claro que la división y replicación celular era un modelo que no permitía una competencia justa entre los diferentes tipos de microorganismos. Era un modo de reproducción en el que sólo el tiempo determinaba la cantidad de réplicas y no existía ninguna seguridad sobre la permanencia de éstas. A través de la supervivencia del más apto surgieron nuevas formas de reproducción, de las que en la actualidad dominan dos. La primera se especializó en asegurar la supervivencia de sus réplicas. La segunda, en robar la maquinaria de otros e infundirles con la propia, cuantas veces fuera posible. Así surgieron los sexos, y desde el caldo de cultivo primigenio se determinó el comportamiento de estos. El sexo femenino almacenaba nutrientes y permanecía más o menos fijo, estable, dando a sus futuras réplicas una mejor oportunidad. El sexo masculino gastaba toda la energía almacenada con el único objetivo de aprovechar la maquinaria del sexo femenino. El encuentro fue exitoso, pues las réplicas que provenían de la mezcla de los sexos tenian mayor riqueza genética, lo que les permitió evolucionar.
Miles de millones de años después del nacimiento de los sexos, la evolución llegó al pináculo. El camino la condujo a una especie que no sólo era la más eficiente en el manejo de energía, sino que poseía herramientas para desarrollar casi cualquier tarea, la capacidad de analizar y hacer reproducciones y modelos del mundo, la habilidad de comunicarse entre ellos y, lo mejor de todo, la conciencia de su propia existencia. Por mucho tiempo esta especie siguió el comportamiento sexual establecido por la naturaleza, aunque su propia condición la alejaba de ella cada vez más. Una vez conquistada, la naturaleza dejó de ser el estándar, y al no haber otro modelo que seguir, los seres humanos comenzaron a regirse por sus deseos. Hoy en día existe una gran variedad de prácticas sexuales, aunque el principio de atracción sigue siendo el mismo. Tu tienes algo que yo deseo, por lo que te perseguiré, o bien, tu tienes algo que yo deseo, por lo que intentaré atraerte hacia mí, mostrando mis mejores atributos y disposición. La variedad solo se encuentra en los medios y en los objetivos. Y entre los últimos, la reproducción se encuentra cada vez más abajo en la lista de prioridades.
But I'm Not Sorry... It's Human Nature.

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